domingo, 11 de octubre de 2009

Todas las horas, con todos los minutos.




Tú también me gustas, y tú, tú no. No me quedan horas, solo minutos, y tengo que aprovechar…porque me queda poco, poco tiempo, poco tiempo… ¿para qué? No me gustan las preguntas, siempre esconden respuestas… ¿Dónde se esconden las respuestas? He vuelto a hacerlo, me vuelvo a enamorar de la ciudad equivocada, siento fascinación por los errores, por las respuestas que no son ciertas… las respuestas correctas solo son una… únicas, las respuestas erradas son miles, millones. ¿Cuál es la capital de Portugal? Lisboa… no, soy yo, es Francisco, es Margarida, es Mariana, es Sabri… es el Tajo, es el Océano Atlántico…es el mar, un mar de preguntas lleno de peces sin respuestas.
Ya no hay ballenas en Brasileira, las robaron… ya no hay Fados en Almada… los cantaron todos… ya no está la calma en Valencia, ahora hay inquietud… ya no creo en las propiedades curativas del zumo de naranja por las mañanas… solo creo en los besos con desconocidos y sus propiedades terapéuticas. No me quedan horas, solo minutos, quizás algún segundo… Todo lo importante pasa en un segundo…el amor, la vida… nacer…enamorarse… perder el tren, el eléctrico, perder el tiempo, las horas, el tiempo…no tengo tiempo.
Ayer no hubo ayer, hoy solo hay hoy… y tengo tan poco tiempo, y quiero estar en todas partes, en todos los tiempos… quiero estar en todos los lugares y no puedo, por que solo tengo dos ojos, y quiero ser una mosca, volar y tener mil ojos… y Lisboa y Valencia están mirando hacia sitios opuestos, mirando el mar, mirando el océano, mirando aquello que se escapa de tus manos, el agua, el tiempo… no me queda tiempo para amar a todos, para tomar el te con todos, no me queda tiempo, solo segundos, décimas de segundo, milésimas de segundo.
No podré leer todos los libros, ni besar todos los labios, ni ver todas las películas, ni comer todos los asados, no puedo doblar el mapa de la Península ibérica y hacer que Lisboa bese a Valencia, ahora lloro, ahora río, ahora coso un vestido de novia rojo, ahora llamo a la madre de Lyz Taylor… y comunica… comunica…y no me queda tiempo. ¿Cuánto tardará un colibrí en cruzar el Atlántico?
Ayer vi una fallera cruzar la Avenida de la Libertad, y me sonrió, yo no tengo tiempo para vestirme de fallera, ese peinado lleva su tiempo y no me queda tiempo… Valencia en la sangre paseando por Xiado…yo caminando por el Barrio del Carmen, mis recuerdos volando como los colibríes, como un colibrí gigante que mata la desidia…
Carlos levántate, Carlos levántate, hay un jardín de colibríes muerto en el Mirador de San Pedro de Alcántara… Y dos cebras pastando en Príncipe Real…Carlos levántate, que no nos queda tiempo… Carlos, Samantha Roos, Débora Cristal, Betty Brown… estoy harto de este tipo, siempre quejándose… es un fado, el tiene saudade de España… es más portugués que los portugueses… como el bacalao…como las cebras que viajan sobre el canto de un colibrí… todas muertas desde hace años. No me queda tiempo… tengo que irme…
Paella, bacalao con natas, y una chica que recorre la cidade cantando fados, cantando la guía de teléfonos de mis amigos, cantando todos los besos que me dieron, cantando todas las miradas que me robaron los ojos, cantando todos los minutos que no llegan a ser horas, que no llegan a ser vida, el tiempo es eso de lo que está hecha la vida, yo no quiero perderlo… no tengo tiempo, no tengo vida.

Lisboa, Valencia, ciudades, personas y tiempo, y mar, y colibríes, y mi risa, siempre mi risa, y mi prisa, siempre mi prisa, por que me gusta lo que está por llegar, por que nací optimista, por que vivo lleno de risas, de amigos, de cafés, de cenas, de velas, de mares, de colibríes y tarjetas de crédito… por que vivo en una caja de zapatos con Silvia Real… por que gasto mi dinero como mi tiempo… más de la cuenta…mamá algún día te lo pagaré todo, todo, hasta los zapatos carísimos que me ayudaron a llegar… llegar… no tengo tiempo… siempre me falta tiempo, siempre me faltan besos, siempre me faltan las miradas, solo en el mapa puedo ver a todos, pero no tocarlos..
Los mapas no entienden de tiempo, los relojes de arena si entienden el tiempo…la arena de las playas de Valencia está hecha de tiempo, de luz, de música de orquesta y de pólvora… yo soy una mascletá que quiere estallar en la Plaza de Comercio, yo quiero reventarme para multiplicarme y dejar una parte de mi nadando en Cascais… Mamá, dame más tiempo…no me queda tiempo… solo segundos… un segundo como el vuelo de un colibrí. Silencio… no me queda tiempo…

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